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Mary and Joseph arrive into Bethlehem for Jesus birth, Bright Star in the night sky

Confiar en Dios en medio del miedo y la incertidumbre

A medida que se acerca la Navidad, es fácil sentirse abrumado por los temores y las incertidumbres de nuestro mundo. Las preocupaciones económicas, los cambios políticos y los desastres naturales dominan los titulares. Sin embargo, la Navidad nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros, Dios está con nosotros, obrando su plan para bien.

La historia del nacimiento de Cristo se desarrolla en un contexto de miedo e incertidumbre. María, una joven mujer, recibió la noticia de un ángel de que concebiría y daría a luz al Hijo de Dios. ¡Imagínese su ansiedad! Vivía en una sociedad en la que quedarse embarazada fuera del matrimonio acarreaba graves consecuencias. Su reputación, el honor de su familia y su relación con José estaban en juego. Sin embargo, a pesar de estos temores, María confió en Dios y respondió con fe:

“Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase en mí conforme a tu palabra.” (Lucas 1:38, RV)

José también se enfrentó a sus propios temores. ¿Qué pensarían las personas? ¿Lo juzgarían impaciente o deshonroso? Cuando el ángel se le apareció en un sueño, José eligió la obediencia en lugar del miedo:

"José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es." (Mateo 1:20, RV)

Incluso el pueblo de Israel estaba agobiado por el miedo. Bajo el gobierno romano, se vieron obligados a cumplir con un censo que los obligaba a viajar, a menudo con un gran costo, a sus pueblos ancestrales. Los caminos eran peligrosos, el alojamiento era incierto y la carga de los impuestos se cernía sobre ellos. Sin embargo, en medio de esta convulsión, el plan perfecto de Dios se desarrolló.

Los pastores, que vigilaban sus rebaños por la noche, quedaron aterrorizados al ver que el cielo se llenaba de ángeles. Pero su miedo se convirtió en alegría cuando oyeron la gloriosa noticia:

“No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor.” (Lucas 2:10-11, RV)

Los Reyes Magos, guiados por la sabiduría de Dios, abandonaron la seguridad de sus hogares para seguir una estrella hacia tierras extranjeras. Se enfrentaron a lo desconocido, pero confiaron en que Dios los guiaría hasta el Rey de Reyes.

Estas historias nos recuerdan que el miedo no es el fin. Dios nos llama a confiar en Él, incluso cuando el futuro parece incierto. Como nos asegura el apóstol Pablo:

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” (Romanos 8:28, RVR1960)

Hoy vivimos en un mundo lleno de sus propios temores: guerras, inestabilidad económica, fenómenos extraños en los cielos y advertencias del fin de los tiempos. Sin embargo, así como Dios tenía un plan para María, José, los pastores y los Reyes Magos, tiene un plan para nosotros. El reinado milenario de Cristo se acerca cada día más. Nuestra esperanza está segura en Él.

Consolémonos sabiendo que Dios es soberano y que no le sorprenden los cambios que se producen en nuestro mundo. En lugar de dejarnos consumir por el miedo, sigamos el ejemplo de quienes narran la historia de Navidad:

  • Como María, confiemos en las promesas de Dios, diciendo: “Hágase en mí según tu palabra”.
  • Como José, obedezcamos incluso cuando el camino parezca confuso.
  • Como los pastores, maravillémonos de la gloria de Dios y compartamos la buena noticia con los demás.
  • Como los Reyes Magos, busquemos a Jesús con todo nuestro corazón, confiando en que Él nos guiará.

Al celebrar el nacimiento de nuestro Salvador, recordemos que Dios provee para sus hijos. Jesús nos enseñó a orar por nuestro pan de cada día (Mateo 6:11), y Él promete suplir todas nuestras necesidades.

No importa lo que nos depare el futuro, podemos descansar en la fidelidad de Dios. Su Palabra nos recuerda:

"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo, siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia." (Isaías 41:10, RV)

En esta Navidad, dejemos nuestros temores a los pies de Jesús y caminemos con fe. El mismo Dios que trajo esperanza a un mundo temeroso hace más de 2000 años sigue obrando en nuestras vidas hoy.

Confía en Él, porque Él es fiel. Emmanuel, Dios con nosotros, es el don supremo de paz y esperanza.

Feliz Navidad para ti y tu familia, y que tus corazones se llenen de la alegría y la seguridad del amor de Dios en esta temporada y siempre.

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